Las rupturas amorosas suponen siempre un gran impacto emocional en la vida de quien experimenta la pérdida de una persona con quien ha estado vinculada afectivamente, pero ¿Cómo podemos superar una ruptura amorosa de muchos años?.
En los anteriores posts vimos cómo trabajar en una ruptura amorosa y algunas pautas para llevar el duelo de una forma más saludable. Puedes acudir a revisarlos, ya que en este post nos centraremos en una ruptura que ha durado muchos años.
Entender que la relación ha llegado a su fin. Está claro que ha habido muchos momentos buenos, pero otros no tan buenos, que se ha trabajado mucho en fortalecer la relación y que ha merecido muchas veces la pena ese esfuerzo por ambas partes. Sin embargo, hay un momento en el que ya no es mejor seguir por muchas razones, y no siempre hay que quedarse por el hecho de que ya es mucho tiempo.
La relación es importante cuando tú te sientes bien, en calma, con sensación de que lo que necesitas principalmente está cubierto y es suficiente. Por eso, si eso llega a un momento en el que no se está dando, es un gesto de amor ponerle fin cuando ocurre, o de lo contrario, puedes permanecer en ese dolor o con esas carencias siempre. Si no hay una intención de mejora o por lo que sea no se está dando, identificarlo para poder cambiar y cuanto antes mejor para no estancarse en lo que ya no te complementa o te suma.
Creer que “hemos perdido el tiempo”.
Pensar que entonces no han servido para nada todos estos años es una creencia errónea que solo nos va a generar sufrimiento. ¿Acaso es útil pensar en el pasado que no podemos cambiar?
Si aun así pensar esto te genera mucho malestar, te propongo buscar esas partes positivas de la relación que funcionaron y todos los aprendizajes y recuerdos que sí que merecieron la pena y que has podido sacar durante estos años. Al final, cada momento que pasaste, agradable o no, te sirvió para aprender, mejorar y crecer como persona.
Además, si en esos momentos tomaste la decisión de seguir, es porque había un pequeño balance positivo. Quitarse la culpa de las decisiones que se toman en ese momento es fundamental, ya que, siempre que tomamos una decisión, es porque en ese momento y con los recursos que teníamos, pensamos que es la mejor decisión.
Creer que “el amor se acaba”. El amor no se acaba, se acaba la relación. Da igual el tiempo que hayáis pasado juntos, las emociones pueden volver a surgir con otra persona diferente y puedes aprovechar todo lo que has aprendido para crear un vínculo nuevo más maduro e incluso más ajustado a las necesidades que te hayan surgido tras la ruptura.
Recuerda que “tienes derecho a rehacer tu vida”. Eso significa que da igual la edad que tengas o el tiempo que hayas pasado con otra persona. Te mereces volver otra vez a sentirte querido/a, valorado/a y en otra relación
Normalizar cada emoción que surge, y más si perdura en el tiempo. Han sido muchos años de relación, por lo que el duelo puede ser bastante largo y necesitas tiempo para asimilar todos los cambios que se producen tras una ruptura. Ten paciencia contigo mismo/a y promueve tu autocuidado.
Pide ayuda siempre que la necesites.
A veces incluso la terapia es importante para normalizar que muchas veces no estamos preparados para pasar un duelo y es importante cuidar la salud mental.
Recuerda que toda emoción no dura para siempre, por lo que el dolor que sientes también pasará, así que es importante cuidarse a uno mismo mientras el proceso dure, si te encuentras en una situación así, no dudes en ponerte en contacto con nosotros y te ayudaremos a que te encuentres mucho mejor.
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